Aquí puede consultar las preguntas más frecuentes para responder a sus consultas
Es habitual que las pacientes no entiendan correctamente como su obstetra cuenta el tiempo de embarazo. Como la única fecha que podemos conocer con certeza es la fecha de la última menstruación de la paciente esa es la que tomamos como referencia. Ahora bien el embarazo no ocurre en ese día sino hacia la ovulación que habitualmente se produce unos 14 días después. Sabemos que la duración del embarazo a partir de la fecha de la última menstruación de la paciente es de 280 días o 40 semanas (con una variación de dos semanas en más o en menos). Por lo tanto cuando el obstetra habla de fechas está refiriéndose a las semanas y días que transcurrieron desde el primer día de la fecha de la última menstruación de la paciente. O sea que cuando la paciente está de 10 semanas, hay que restar dos semanas (tiempo aproximado desde la menstruación hasta la ovulación y fecundación) y nos quedan entonces 8 semanas de embarazo que equivalen a 56 días esto es casi dos meses de embarazo. Para simplificar un poco la tarea puedes ayudarte con la tabla que te colocamos a continuación:
Tu obstetra comienza asume que tu fecha de última menstruación es correcta y se basa en eso para datar tu embarazo e informarte tu fecha probable de parto. Sin embargo pueden ocurrir diferentes circunstancias;
1) Que la fecha que le comunicas al obstetra no sea la correcta.
2) Que en el mes no hayas menstruado pero no estabas embarazada aun.
3) Que estando embarazada hayas tenido alguna pérdida de sangre y lo estés
considerando como una menstruación.
4) Que no hayas ovulado el día 14 sino antes o después y por lo tanto la fecundación haya ocurrido en otro momento que no es el supuesto Ante cualquiera de tus circunstancias la “edad” real de tu embarazo va a diferir de la calculada a través de tu fecha de última menstruación.
La ecografía transvaginal es similar a la ecografía transabdominal (transductor apoyado sobre el abdomen de la madre) solo que utiliza un transductor que se introduce en la vagina. El transductor se cubre con un profiláctico y luego es ubicado en el fondo de la vagina “por fuera del útero” y sin “ningún tipo de contacto” con el feto. De tal manera es un método totalmente inocuo en cualquier momento de la gestación.
La ecografía transvaginal tiene la particularidad de brindar una mucha mayor definición cuando el transductor se encuentra cerca del órgano a explorar Es por eso que en muchas ocasiones es de gran utilidad y se convierte en el método de elección.
Las indicaciones de la ecografía transvaginal durante el embarazo incluyen:
Durante el primer trimestre. En el primer trimestre de la gestación la ecografía debiera ser siempre realizada por vía transvaginal ya que demuestra diferentes partes de la anatomía fetal con mucha mayor precisión. Asimismo embarazos muy pequeños son detectados más precozmente por esta vía. De todas maneras muchas veces es necesario combinar la vía transvaginal con la transabdominal para lograr una mayor precisión diagnóstica.
Durante el segundo y tercer trimestre
Para ver la placenta si se sospecha placenta previa
Para ver y medir el cuello del útero cuando sea necesario
Para evaluar la cicatriz de una cesárea anterior. En casos de necesidad para evaluar en más detalle el cerebro fetal
Debes consultar con tu médico sin alarmarte. En la mayoría de las ocasiones la pérdida de sangre no está asociada con la perdida de la gestación. Para comprobar que tu embarazo sigue evolucionando correctamente y, eventualmente detecta la causa de la perdida, se deberá efectuar una ecografía transvaginal.
En todo el mundo desarrollado el estudio más importante que se está efectuando de rutina es la ecografía detallada de primer trimestre entre la semana 11 y 14 (**)
Entre la semana 20 a 24 es importante efectuar una ecografía fetal para descartar anomalías (scan detallado fetal) (**)
Finalmente en el tercer trimestre del embarazo la ecografía es de importancia para evaluar el correcto crecimiento y desarrollo del bebe así como para evaluar la cantidad de líquido amniótico y la posición de la placenta.
La ecografía 3D tiene una gran ventaja que consiste en poder mostrar a los padres la cara y otras partes del cuerpo del bebe antes de nacer. Si el estudio se realiza con 4D la obtención de buenas imágenes será más sencilla y los papas tendrán la oportunidad de ver los movimientos de su bebe.
Sin embargo nuestra recomendación coincide con la de muchos otros expertos en el tema así como de las Sociedades Científicas Internacionales y es la de asesorar a los padres acerca de que un estudio ecográfico 3D/4D debe ser aprovechado para efectuar un estudio muy detallado de la anatomía y el crecimiento del bebe y de ninguna manera limitarse a la sola obtención de imágenes fotográficas.
El Doppler es una herramienta con la que cuentan los equipos de ecografía de alta resolución y que tiene la utilidad de permitir el estudio de la circulación.
En el embarazo se utiliza para evaluar la circulación de la madre, la placenta y el feto y permite al médico obstetra conocer el riesgo de la madre y del bebe de desarrollar algunas complicaciones durante la gestación (hipertensión arterial, disminución del crecimiento, etc.).
El líquido amniótico rodea al bebe y constituye un elemento esencial para su normal crecimiento y desarrollo. Le brinda estabilidad térmica y permite la estimulación pulmonar.
Desempeña también un rol importante en el crecimiento y desarrollo de varios órganos fetales incluyendo los pulmones, los riñones y el sistema gastrointestinal.
La mayoría de las veces los cambios en la cantidad de líquido amniótico, sobre todo si no son muy marcados, no responden a ninguna causa en particular. Sin embargo en otras ocasiones los cambios en su volumen reflejan algún trastorno materno o fetal.
La ultrasonografía constituye, sin lugar a dudas, el método de elección para evaluar la cantidad de líquido amniótico a lo largo de toda la gestación. Durante todo estudio ultrasonográfico de rutina, el líquido amniótico debe ser cuidadosamente evaluado.
La ecografía cumple un doble rol en el estudio del líquido amniótico
1. Establecer su normal cantidad
2. En caso de que se encuentre aumentado o disminuido se buscara la eventual
presencia de alguna causa que determine esta variación.
Hablamos de placenta previa cuando el extremo de la placenta se encuentra en contacto con el cuello del útero. Ante tal situación se pueden producir perdidas de sangre y eventualmente no ser posible un parto natural y tener que efectuar una cesárea.
La placenta previa puede ser sospechada si se produjo alguna pérdida de sangre y se diagnostica a través de una ecografía de rutina. Cuando la misma es identificada es importante repetir el estudio en un tiempo a determinar y por vía transvaginal con el doble propósito de:
1. Verificar si la placenta sigue estando en situación inadecuada o se movilizo.
2. Identificar más correctamente la localización de la placenta a través de la ecografía transvaginal más útil en este sentido.
La espina bífida es una malformación congénita que consiste en la falta de cierre de la columna vertebral. Debido a que la columna permanece parcialmente abierta se produce una salida por fuera de la misma de la medula espinal (mielomeningocele). Según el tamaño de la lesión y la altura de la columna vertebral en la que se produzca el problema, se producirán mayores o menores trastornos en él bebe.
Si bien ante la presencia de espina bífida suelen aumentar los niveles de alfa feto proteína en la sangre materna, la ecografía es por lejos el mejor método para el diagnóstico de espina bífida. Dada la elevada capacidad de la ecografía para detectar esta condición no tiene mayor sentido la realización de estudios de laboratorio.
La ecografía tridimensional y sobre todo la ecografía tridimensional extendida con tomografía ultrasonográfica son métodos muy útiles para el estudio de la columna vertebral antes de nacer.
Agradecemos al Dr. Daniel Cafici por la información brindada.
Abortos a repetición.
Esterilidad – Infertilidad.
Consanguinidad
Edad materna avanzada.
Edad paterna avanzada.
Translocación balanceada en unos de progenitores.
Hijo previo con Trisomía 21 u otra alteración cromosómica.
Hijo previo polimalformado sin diagnóstico.
Previa a la aplicación de técnicas de reproducción asistida.
Oligospermia severa. Azoospermia.
Retraso mental o del desarrollo psicomotor.
Alteraciones frl desarrollo sexual: amenorrea primaria, genitales ambiguos,
ginecomastia.
Dismorfias.
Muerte neonatal de causa inexplicada.
Retraso mental de causa no clara, mayormente si se acompaña de otras anomalías
o de antecedentes familiares similares.
Baja talla patológica o segmentos corporales no proporcionados.
Cuadros de hipotonía neonatal, coma o acidosis de causa no clara.